Nombre | Añada | D.O. | Stock | Precio | |
Bioca Godello Selección |
2018 | D.O. Valdeorras |
5,79 € |
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Atlantis Godello | 2017 | D.O. Valdeorras |
8,70 € |
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Mozafresca |
2018 | D.O. Valdeorras |
4,00 € |
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Bioca Mencía |
2015 | D.O. Valdeorras |
4,50 € |
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Menciño Summum |
2017 | D.O. Valdeorras |
6,82 € |
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Viña Abad Summum |
2017 | D.O. Valdeorras |
7,06 € 6,00 € |
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Bolo Mountain Wine Godello |
2015 | D.O. Valdeorras |
9,00 € |
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Gaba Do Xil Godello |
2015 | D.O. Valdeorras |
11,50 € |
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José Luis Aristegui Mencía |
2018 | D.O. Valdeorras |
12,42 € |
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The Orange Republic |
2019 | D.O. Valdeorras |
20,67 € |
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Louro Do Bolo |
2019 | D.O. Valdeorras |
45,79 € |
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La historia de Valdeorras está muy ligada a la presencia de los romanos, que debido al paso de la Vía XVIII o Vía Nova, que comunicaba Braga con Astorga, y a la presencia de oro en la zona, dejaron una fuerte influencia así como numerosas pruebas de su paso. Esta presencia, aparte de manifestarse a través de un gran legado arquitectónico, también se refleja en la introducción de la vid, hecho que está avalado por diversas pruebas como las encontradas en la lápida situada en una casa particular frente a la Iglesia de San Esteban en A Rua Vella, en la que hay escrito, refiriéndose a Lucio Pompeyo Reburro: “el viejo pretoriano convertido en labrador, cultiva su trigo, cría su ganado, planta las primeras cepas en las riberas del Sil -Valdeorras- y oye zumbar alrededor de su cabeza a las abejas y sus colmenas.
El viejo pretoriano es en Calubriga un hombre importante”.
Después del periodo romano no se vuelven a tener noticias ni pruebas del cultivo de vid en la zona hasta el siglo X, siglo en el que aparece una nota escrita donde se constata la existencia de viñas en Valdeorras. A partir de este siglo existe constancia mediante diferentes referencias bibliográficas del cultivo de la vid en este territorio.
En el siglo XIX, coincidiendo con la aparición de la filoxera, la vitivinicultura de la comarca sufrió un gran deterioro, perdiéndose la mayor parte del viñedo. Debido a esto se empezaron a usar vides americanas como patrón. Estos injertos de vides americanas daban vinos que nada tenían que ver con los vinos de Valdeorras, eran vides muy productivas pero el vino había perdido el carácter afrutado y su personalidad.
Este problema persistió hasta que en el año 1974 surge la idea de hacer una reestructuración del viñedo en Valdeorras bajo el programa REVIVAL (iniciativa puesta en marcha desde la Agencia de Extensión Agraria de O Barco y en colaboración con el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Valdeorras).
Esta idea se empieza a llevar a cabo en 1976 siendo el objetivo la recuperación, potenciación y mejor aprovechamiento de las variedades propias de la zona para producir vinos de calidad, competitivos y rentables.
Por otra parte, y como manifestación de la importante reputación de estos vinos en España, hay que señalar que el Ministerio de Agricultura los declaró protegidos como denominación de origen en 1957. De esta manera la D.O. Valdeorras se convirtió en una de las denominaciones de origen más antiguas de España.
El cultivo de la vid, y la elaboración de vinos han constituido uno de los elementos vertebradores de la Comarca a lo largo de la historia. Las favorables condiciones climáticas y de suelo provocaron el desarrollo de una viticultura diferente y reconocida mundialmente, por la recuperación de la variedades autóctonas.
Después de años de esfuerzo investigador, de recuperación de las variedades autóctonas, de progresiva implantación de las nuevas técnicas en el cuidado de los viñedos que conviven con las prácticas tradicionales y de modernización del proceso de producción, se ha conseguido posicionar estos vinos en el mercado nacional y, cada vez más, en los mercados exteriores.
En Valdeorras, hombres y mujeres consiguieron unir esfuerzos, tradición secular y modernidad para mantener el origen y garantizar la calidad de unos vinos que son la máxima expresión del sentir de una tierra. Precisamente con esta unión de tradición, esfuerzo y tecnología el sector llevó a cabo de forma continuada una cuidadosa recuperación de cepas autóctonas, garantizando el origen y la máxima calidad de unos vinos únicos, genuinos, fruto de las circunstancias históricas, combinadas con los factores medioambientales.
Con el paso de los años los viticultores de Valdeorras, han ido aprovechando las condiciones naturales de su suelo y su clima, optimizando sus efectos para la elaboración de sus vinos.
Valdeorras es una comarca situada en la parte Sur-Occidental de la provincia de Ourense, en la puerta natural de entrada a Galicia, que integra a los municipios de O Bolo, Larouco, Petín, A Rúa, Vilamartín de Valdeorras, Rubiá, O Barco de Valdeorras, Carballeda y A Veiga. Todos ellos, con excepción del último, conforman el territorio de la D.O.P. Valdeorras.
Está moldeada por un profundo valle fértil y luminoso por el que discurre el río Sil, dominando un paisaje de granito y pizarra. Se trata de tierras rojas y negras en las que crecen el castaño, la vid y el olivo.
Desde el punto de vista orográfico, el río Sil atraviesa la comarca de Este a Oeste, originando un valle con marcado carácter asimétrico: laderas con mucha pendiente en el margen izquierdo, y más suaves, generando un paisaje ondulado, en el derecho. Otros ríos, como el Xares, Bibei, Cigüeño, Galir, Farelos, Seco y el Casoio proporcionan laderas donde se cultiva el viñedo, siendo en forma de bancales en frecuentes ocasiones.
Los suelos en pendientes y laderas de exposición sur siempre fueron considerados con vocación vitícola, al proporcionar menos fertilidad y un buen drenaje, garantía de un rendimiento más moderado y una adecuada maduración de las uvas.
Los suelos del territorio delimitado son de cinco tipos: pizarrosos, calizos, graníticos, arcillo-ferrosos y aluviales.
- Suelos pizarrosos: El sustrato geológico del suelo de la comarca está representado por piedras y pizarras ordovícicas y silúricas con frecuentes bandas de arenisca.
Estos tipos de suelos son poco profundos (30-50 cm), con abundantes piedras, sobre todo en superficie, y con texturas en general limosas. Los viñedos enclavados en este tipo de suelos, proporcionan vinos con componentes aromáticos muy sutiles con marcado carácter mineral. Son suelos calientes que potencian el grado alcohólico y a la complejidad de las uvas.
- Afloramentos calizos: Los afloramientos de formaciones carbonatadas aparecen en la mitad norte de la comarca, en los municipios de Barco y Rubiá. Los suelos arcillo-calcáreos, se esponjan en el invierno para recibir el agua y se cierran en verano para retenerla. Permiten obtener vinos de excelente calidad, con potencial para el envejecimiento, manifestando intensamente los caracteres propios de la variedad cultivada.
- Suelos graníticos: En los ayuntamientos de A Rúa, Petín y Larouco, destacan unos suelos sueltos, con textura franco-arenosa, que permiten maduraciones suaves pues irradian calor durante el día enfriándose por la noche; esta diferencia de temperatura entre el día y la noche permite incrementar los valores de azúcar y evitar importantes pérdidas de acidez por las noches. Estas características permiten obtener unos vinos más florales, con gran carácter varietal y alcanzando más rápidamente una fase óptima para la recolección.
- Suelos arcillo-ferrosos:
Permiten una gran retención de agua, lo que da lugar a la formación de charcos y suelos fríos. Los vinos de más calidad, en este tipo de suelos, proceden de arcillas mezcladas con sílice o limo. Cuando los suelos tienen un alto nivel de arcilla suelen ser ricos en nutrientes, permitiendo obtener producciones buenas y equilibradas.
- Suelos aluviales: En algunas ocasiones aparecen como terrazas colgadas de 4 a 10 metros sobre el río Sil, que están formadas por gravas redondas, arena, arcillas y limos pardos y grises. Dan lugar a suelos con buen drenaje, calientes y que proporcionan vinos de menor acidez al mantener la temperatura alta por las noches.
En otras ocasiones los suelos aluviales se presentan como llanuras donde se conjuga el arrastre milenario de sedimentos, limos y arcillas, transportados desde las pendientes por las aguas de escorrentía. En este caso, mayoritariamente son de textura franca, con tendencia limosa y muy ricos en arcilla en profundidad. Son suelos ricos en nutrientes, que provocan producciones importantes, disminuyendo la calidad del vino y manifestando en menor porcentaje que otros suelos los caracteres propios de la variedad cultivada.
El clima de la comarca es mediterráneo-oceánico (con influencia atlántica), con inviernos fríos, veranos cálidos y otoños y primaveras suaves, con temperaturas mínimas de 8 ºC y máximas de 33 ºC. La temperatura media es de 11 ºC y el índice de lluvias oscila entre los 850 y los 1.000 mm anuales. La Integral Térmica eficaz (Winkler- Amerine) en la comarca oscila entre 1.300 y 1.500.
Se trata en definitiva de un clima ideal para vinos secos de primera calidad, con un óptimo por encima de los 450 m. de altitud, siendo Valdeorras una comarca privilegiada al situarse toda ella entre los 300m y los 700m de altitud, por lo que se encuadra el conjunto del territorio delimitado en la Zona I de Winkler.