
Pirita Crianza es un auténtico mosaico de variedades, un coupage de Juan García, Rufete, Bruñal, Tinta Madrid, Tempranillo, Bastardillo Chico, Bastardillo Serrano, Tinta Jeromo, Gajo Arroba, Garnacha Tintorera, Verdejo Colorado, y blancas, Malvasía del Bierzo (Doña Blanca), Puesta en Cruz, Godello, Albillo y Moscatel de grano menudo. Este sorprendente coupage se lleva a cabo con mostos procedentes de de más de 30 parcelas distintas que suman cerca de ocho hectáreas de viñas viejas con edades comprendidas entre los 75 y los 100 años y que se encuentran situadas entre 550 y 800 metros de altitud.
Pirita Crianza es vino ecológico y biodinámico, cuya crianza, durante un espacio de tiempo que va de los 9 a los 24 meses tiene lugar en barricas de roble francés Allier. De producción muy limitada se embotellan 6000 botellas aproximadamente al año.
Pirita Crianza es un gran vino para acompañar todo tipo de carnes, quesos curados y platos tradicionales, como cocidos o potajes. La temperatura de servicio ideal podríamos situarla en torno a los 14º.
La fase visual de cata de Pirita Crianza nos muestra un vino de un intenso y atractivo rojo picota, con algunos destellos violáceos, de capa media-alta, ribete color cereza, limpio y brillante. Pirita Crianza es un vino de lágrima densa.
La fase olfativa de la cata de Pirita Crianza trae a nuestra nariz notas de frutas rojas y negras maduras, regaliz y mucha mineralidad, a medida que que el vino pasa tiempo en copa ofrece nuevas sensaciones, y aparecen toques lácteos, chocolate, algunas notas especiadas, vainilla, tostados muy sutiles y algo de madera. Podemos apuntar también algún toque floral. Se trata de un nariz de buena complejidad que ofrece un buen sin fin de matices para disfrutar y que conviene abordar con paciencia para que todos ellos aparezcan.
En boca Pirita Crianza tiene una entrada fresca y sabrosa, voluminosa. Con buena acidez, denota elegancia. Destacan las frutas rojas de nuevo, haciéndose patente la fresa acompañada de un toque de mineralidad muy particular y algunos recuerdos balsámicos. Su final es medio largo, y su postgusto nos inunda la boca de fruta con un ligero toque dulce y especiado redondeado con algún recuerdo tostado. Se bebe fácil e invita a tomar otra copa.